miércoles, 24 de junio de 2015

¿Intérprete o traductor?


La labor de intérprete y del traductor son afines, sin embargo ambas se distinguen por la naturaleza de la fuente y de la tarea.

Traducción e interpretación no son sinónimos. La diferencia básica entre un traductor y un intérprete es que el primero trabaja con textos escritos, mientras que el segundo se dedica a realizar traducciones habladas de un discurso. Un traductor de textos puede dedicarse también a la interpretación, y es algo habitual, pero existe una tendencia a la especialización en este sentido. Además, tanto en un caso como en el otro, hay especialistas en determinados tipos de contenidos, es decir, dependiendo del tema específico sobre el que se trabaje. Así, en función de cada necesidad concreta, se puede acudir a traductores o intérpretes generalistas o técnicos, especializados en sectores y ámbitos de lo más variopintos: textos literarios o periodísticos, traducción jurídica (para contratos, por ejemplo), banca, seguros, comercio, industria, turismo y hostelería, fusiones y adquisiciones de empresas, traducción de programas informáticos y páginas web y un largo etcétera.

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